El salón tiene que estar siempre iluminado, a poder ser natural, pero cuando oscurece debemos encender una luz general que puede proceder de lámparas de pie o de techo. Sin embargo, para crear una iluminación uniforme y suave, es imprescindible colocar puntos de luz en lugares estratégicos. Por ejemplo: lámparas de mesa o apliques de pared.
En el comedor lo ideal es una lámpara de techo sobre la mesa que permita ver bien los alimentos. Te recomendamos que el modelo elegido sea regulable en altura, de ese modo podrás obtener una iluminación más general o focalizarla en algún punto en concreto, siempre según tus necesidades. Puedes completar esta zona con apliques, o si quieres dar un toque romántico las velas te pueden servir.
La cocina es el espacio de trabajo más frecuentado, aquí lo importante es evitar las sombras. Por lo tanto, lo aconsejable es colocar una luz empotrada en el techo y fluorescentes bajo los armarios más altos. Si tienes un rincón para desayunos o comidas rápidas, opta por una lámpara de techo que sea de diseño.
El cuarto de baño es quizás el sitio en el que la iluminación es clave. No hay que dejar sombras, ni puntos oscuros porque crear sensación de poca limpieza. Es un buen lugar para colocar espejos en la pared, además de servirte para revisar tu imagen, ayudaran a ampliar el espacio con más luz. Lo suyo es colocar sobre el espejo un par de apliques.
En el dormitorio la luz general tiene que ser suave, muy tenue y debe estar dirigida para el techo o las paredes. En las mesillas, coloca lámparas sencillas pero originales. No obstante, en el cabecero de la cama puedes utilizar apliques que permitan la lectura.