Siguiendo con la renovación en mi habitación de costura , le tocaba esta vez a la mesa camilla que tantos años me ha acompañado. Hasta ahora estaba cubierta por unas faldillas que le había hecho de una tela en crudo, hace ya algunos años.
La verdad es que cuando eché la vista atrás, me di cuenta que éste era el único mueble que me había acompañado desde mi vida como soltera.....
Sus primeros pasos comenzaron con mi vida de estudiante , después en mis tareas de corregir y corregir exámenes.... luego cuando ya me casé ocupó una parte señalada del comedor de la casa ..... que luego se llenó con fotos de nuestro primer hijo.... ya en nuestro nuevo hogar, volvió a tener relevancia en mi habitación de costura y sobre ella empecé a cortar las primeras telas sobre una pequeña base de corte.
Sigue siendo mi aliada, pero después de algo más de 20 años la probrecita estaba ya algo viejilla..... aún conservando su armazón en estupendo estado.
Es curioso, pero si indagamos un poco podríamos hablar de una " cultura de la mesa camilla " y de tantas cosas que se han hecho alrededor de ella ¿ verdad ?
Las casas modernas van ya por otro aire , pero a mí me gusta conservar estas piezas que además resultan muy útiles.
Así estaba después de tantos años....
Primero la cubrí enteramente con algunas hojas de partituras antiguas que adquirí en el Rastro. Añadí una imagen que fotocopié de una revista de labores también antigua, servilletas de papel (abecedario en rojo ) y algunos restos de papel de pañuelos con estampado.
Luego apliqué unos brochazos de Gesso ( especie de pasta blanca de venta en tiendas de manualidades y bellas artes ) , especialmente donde estaba la unión de dos materiales que había pegado.
Pinté las patas con una pintura que ya he utilizado en otras ocasiones ( Esmalte acrílico Satinado de Bruguer, color Blanco Algodón ). Esta vez con rodillo para evitar marcas de brocha.
Así quedó acabada, un cambio de look importante si la comparas con la primera imagen que te di.
Sobre la tapa coloqué la luna de cristal que ya tenía y así impedir que se rozara el collage que acababa de hacer.
Así estaba después de tantos años....
Primero la cubrí enteramente con algunas hojas de partituras antiguas que adquirí en el Rastro. Añadí una imagen que fotocopié de una revista de labores también antigua, servilletas de papel (abecedario en rojo ) y algunos restos de papel de pañuelos con estampado.
Luego pegué trozos pequeños de tela y puntillas que me habían quedado de otros trabajos.
Luego apliqué unos brochazos de Gesso ( especie de pasta blanca de venta en tiendas de manualidades y bellas artes ) , especialmente donde estaba la unión de dos materiales que había pegado.
Pinté las patas con una pintura que ya he utilizado en otras ocasiones ( Esmalte acrílico Satinado de Bruguer, color Blanco Algodón ). Esta vez con rodillo para evitar marcas de brocha.
Esta pintura suele secar con bastante rapidez, apenas huele y se limpia con agua.
También le di con esta pintura a la tapa de la mesa , de forma arbitraria.
Así quedó acabada, un cambio de look importante si la comparas con la primera imagen que te di.
Sobre la tapa coloqué la luna de cristal que ya tenía y así impedir que se rozara el collage que acababa de hacer.
Ahora la puedo dejar así, a la vista, o cubrirla por encima con un tapete dejando ver las patas decapadas en blanco.
Ahí os dejo otra idea más y otro vistazo de mi habitación de costura.